Quiero empezar esta entrada diciendo que no soy la persona que mejor se expresa por escrito (he visto algunas entradas y, joder, habéis dejado el listón bastante alto), pero bueno, intentaré plasmar todo lo que llevo vivido en esta nueva etapa de mi vida y vaya, que os sea de alguna manera llevadero.
Antes de empezar, me gustaría también agradecer a Mariló que se haya molestado en hacer este espacio para que de alguna manera no perdamos el contacto entre nosotros. Gracias Mariló, sin duda desde que eres la directora, el instituto tiene un brillo especial.
La verdad es que estaba aterrada los primeros días. Bueno, más que aterrada había una mezcla de emociones dentro de mí: por un lado estaba ansiosa y emocionada por saber qué me depararían las clases, si de verdad era lo que quería estudiar o estaba confundida, quiénes serían mis nuevos compañeros, convirtiéndose así en nuevos acompañantes en este viaje que es la vida; pero por otro me incordiaban pensamientos como: “¿Y si esto no es lo mío?” “¿Vivir lejos de mamá? No aguantaré ni dos días” “¿Y si no congenio con mis compañeros?”, preguntas que probablemente todos nos habremos hecho los primeros días. Pero aquí estoy, escribiendo en un blog de antiguos alumnos después de seis meses de supervivencia a base de “tuppersMamá» e “intentos de comidas decente” (aunque tengo que reconocer que no se me da tan mal como yo creía). Y repito: SEIS-MESES. Si parece que fue ayer cuando estaba en el instituto haciendo la temida PAEG y pensando en el verano que me iba a pegar cuando acabase esa tortura.
La independencia te cambia completamente. He de decir que vivir sola tiene miles de responsabilidades y aun así no cambiaría esa sensación por nada. Además aquí en nuestra “dulce morada sin calefacción” tengo el apoyo de mis compañeras de piso, las cuales se han convertido en algo imprescindible en mi día a día, desde esas tardes interminables en el brasero viendo “Friends ” con Andrea, hasta las tardes muertas escuchando como Paula me deleita con sus conciertos “románticos” con la guitarra.
Reconozco que seis meses dan para mucho:
He tenido experiencias que nunca pensé que viviría, como ese fin de semana improvisado de noviembre, en el que disfruté por un lado del mejor concierto de mi vida, a cargo de los “Antílopez” (risas aseguradas 100%), y por otro, en el que también me fui a la playa junto con Paula y su guitarra en mano modo hippie (sí, en noviembre, y sí, en bikini).
He conocido a personas que sin duda me han aportado mucho más de lo que ellos creen. Personas con las que nunca pensé que llegaría a conectar tan bien. Compañeros con los que ya no solo comparto clase, sino también experiencias y carcajadas. Amigos que se han vuelto imprescindibles en mis días aquí.
Me ha dado cuenta de que todas las dudas que tenía sobre estudiar psicología se han esfumado con el paso de los días. Bendito el día que elegí estudiar esta carrera. Cada hora en clase aprendo algo nuevo y útil que poner en práctica en mi día a día, y también hace que vea las cosas de otra manera. Ya no solo en lo profesional, sino en lo personal, es una carrera que me llena, y me alegro de haber hecho lo que realmente quería, y manteniendo al margen comentarios prejuiciosos sobre mi carrera y sus salidas profesionales. Tengo que decir que me acuerdo mucho de ti, Raquel, espero que leas esto porque quiero agradecerte que me motivases a empezar esta carrera, espero algún día poder ayudar a alguien de la misma manera que tú lo has hecho conmigo como la gran profesional que eres en tu trabajo, que nunca se apague esa sonrisa que tanto te define y que alegra a todos en el Francisco Nieva.
Y por último, estoy experimentado y saboreando cada día la belleza de esta maravillosa ciudad. Incluso he de reconocer que me he emocionado admirando la Alhambra (que no la cerveza, aunque reconozcámoslo, también) y recorriendo esas recónditas callejuelas en las que brota tranquilidad y armonía. Pero sobre todo, lo que más me gusta de Granada son sus atardeceres, con su cantidad de tonos diferentes de colores que hacen que mis ojos contemplen asombrados cada instante aquí.
Como no todo iba a ser tan bonito, también echo mucho de menos a mi familia, a mi madre que ha sido y es mi gran apoyo; a mis amigos, repartidos por todo tipo diferente de ciudades: Toledo, Madrid, Alcalá, Cuidad Real, Albacete, Córdoba… Y si, también echo mucho de menos a todo el IES Francisco Nieva, porque ha sido una parte muy importante en mi vida y de la que no me quiero desprender.
Finalizo ya esta entrada animándoos a escribir aquí a los que todavía no lo habéis hecho (creedme que no ha sido tan difícil como pensaba, una vez escribes una frase la siguiente sale sola).
Un besazo enorme y atreveos a disfrutar de las experiencias que la vida os propone!!